La pobreza extrema alcanzó niveles récord en Estados Unidos y uno de los sectores más golpeados es el de los latinoamericanos. Según el censo nacional, la pauperización afecta a una de cada 15 personas y aumentó sobre todo en las áreas metropolitanas luego de que el desplome del mercado inmobiliario empujara a muchos pobres desde los barrios céntricos hacia los suburbios y otros enclaves periféricos y redujera los salarios y las posibilidades de empleo. Los nuevos datos revelan un marcado contraste entre ricos y pobres en un momento en el que el desempleo se mantiene en niveles persistentes y alarmantemente altos.
Los datos llegan una semana antes de que el gobierno publique por primera vez datos económicos que mostrarán que más latinos, ancianos y pobres en edad de trabajar cayeron en la miseria. En su conjunto, los números subrayan la magnitud y el alcance de la depresión económica. “No existe un grupo que no haya sido afectado, excepto quizá quienes están muy arriba en la escala de ingresos”, señaló Robert Moffitt, un economista de la Universidad Johns Hopkins. “Se dice que las recesiones son temporales y cuando terminan todo vuelve al punto de partida, pero la desaceleración económica tendrá efectos de larga duración sobre las familias que perdieron sus empleos, que empeoraron y no pueden recuperarse”, agregó.
Los tradicionales barrios negros marginados se están reduciendo y cambiando, atrayendo a los latinos empobrecidos que están desocupados o tienen empleos precarios y de salario bajo. Los barrios con tasas de pobreza del 40% se están expandiendo sobre áreas más amplias, acrecentando los suburbios a un ritmo que duplica al de las ciudades. Las zonas metropolitanas del sur del país, alguna vez prósperas, están sufriendo los más altos índices de concentración de pobreza.
Aproximadamente 20,5 millones de estadounidenses –el 6,7% de la población– conforman el sector de los más pobres entre los pobres, definidos como aquellos situados al 50% o más abajo del nivel oficial de pobreza. Quienes viven en una situación extrema representan casi la mitad de las 46,2 millones de personas que están por debajo de la línea de pobreza. En 2010, estar entre los pobres más pobres significaba tener un ingreso individual de 5570 dólares o menos al año, y de 11.157 dólares por familia tipo. Esa proporción de 6,7% es la más alta en los 35 años en los que la Oficina del Censo ha llevado tales registros.
Cuarenta estados y el Distrito de Columbia –donde se encuentra Washington– tienen el número de pobres más alto desde 2007 y ninguno registró descensos. Columbia ocupa el primer lugar, con 10,7%, seguido de Misisipi y Nuevo México. Nevada tuvo el mayor aumento, pasando de 4,6% a 7%. La concentración de pobreza también se amplió. Luego de tener una caída durante la expansión económica de la década de 1990, la proporción de pobres de las grandes áreas metropolitanas que vivía en barriadas de alta marginación pasó del 11,2% en el 2000 a 15,1% el año pasado, de acuerdo con un análisis de la Institución Brookings difundido ayer.
En general, el porcentaje de pobres que vivía en vecindarios de alta marginación subió 41% desde el año 2000, más del doble del crecimiento registrado por dichos enclaves. Los datos sobre pobreza que serán difundidos la próxima semana mostrarán otros cambios demográficos. En la nueva medición la proporción de latinos que viven en la indigencia superará a la de los negros, en parte como reflejo de la menor participación de los inmigrantes y las personas que no hablan inglés en programas de asistencia gubernamental, como ayuda para vivienda y vales de alimentos. Los cálculos del censo muestran que el 27,6% de los hispanos residentes en Estados Unidos vive en situación de pobreza, comparados con el 23,4% de los negros.
Los datos llegan una semana antes de que el gobierno publique por primera vez datos económicos que mostrarán que más latinos, ancianos y pobres en edad de trabajar cayeron en la miseria. En su conjunto, los números subrayan la magnitud y el alcance de la depresión económica. “No existe un grupo que no haya sido afectado, excepto quizá quienes están muy arriba en la escala de ingresos”, señaló Robert Moffitt, un economista de la Universidad Johns Hopkins. “Se dice que las recesiones son temporales y cuando terminan todo vuelve al punto de partida, pero la desaceleración económica tendrá efectos de larga duración sobre las familias que perdieron sus empleos, que empeoraron y no pueden recuperarse”, agregó.
Los tradicionales barrios negros marginados se están reduciendo y cambiando, atrayendo a los latinos empobrecidos que están desocupados o tienen empleos precarios y de salario bajo. Los barrios con tasas de pobreza del 40% se están expandiendo sobre áreas más amplias, acrecentando los suburbios a un ritmo que duplica al de las ciudades. Las zonas metropolitanas del sur del país, alguna vez prósperas, están sufriendo los más altos índices de concentración de pobreza.
Aproximadamente 20,5 millones de estadounidenses –el 6,7% de la población– conforman el sector de los más pobres entre los pobres, definidos como aquellos situados al 50% o más abajo del nivel oficial de pobreza. Quienes viven en una situación extrema representan casi la mitad de las 46,2 millones de personas que están por debajo de la línea de pobreza. En 2010, estar entre los pobres más pobres significaba tener un ingreso individual de 5570 dólares o menos al año, y de 11.157 dólares por familia tipo. Esa proporción de 6,7% es la más alta en los 35 años en los que la Oficina del Censo ha llevado tales registros.
Cuarenta estados y el Distrito de Columbia –donde se encuentra Washington– tienen el número de pobres más alto desde 2007 y ninguno registró descensos. Columbia ocupa el primer lugar, con 10,7%, seguido de Misisipi y Nuevo México. Nevada tuvo el mayor aumento, pasando de 4,6% a 7%. La concentración de pobreza también se amplió. Luego de tener una caída durante la expansión económica de la década de 1990, la proporción de pobres de las grandes áreas metropolitanas que vivía en barriadas de alta marginación pasó del 11,2% en el 2000 a 15,1% el año pasado, de acuerdo con un análisis de la Institución Brookings difundido ayer.
En general, el porcentaje de pobres que vivía en vecindarios de alta marginación subió 41% desde el año 2000, más del doble del crecimiento registrado por dichos enclaves. Los datos sobre pobreza que serán difundidos la próxima semana mostrarán otros cambios demográficos. En la nueva medición la proporción de latinos que viven en la indigencia superará a la de los negros, en parte como reflejo de la menor participación de los inmigrantes y las personas que no hablan inglés en programas de asistencia gubernamental, como ayuda para vivienda y vales de alimentos. Los cálculos del censo muestran que el 27,6% de los hispanos residentes en Estados Unidos vive en situación de pobreza, comparados con el 23,4% de los negros.
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